Información de salud


Instrucciones de alta para la enfermedad vascular periférica (EVP)

Le diagnosticaron enfermedad vascular periférica (EVP). Las arterias periféricas aportan sangre oxigenada a las piernas y a los pies. Con el tiempo, las paredes de los vasos sanguíneos pueden engrosarse a medida que se acumula placa (una sustancia parecida a la grasa). La acumulación de placa en una arteria puede implicar la reducción o incluso el bloqueo del flujo sanguíneo. Esto causa una EVP, la cual puede provocar dolor al caminar (claudicación) y al estar en reposo. Incluso puede causar úlceras o muerte tisular por la falta de flujo sanguíneo (gangrena).

Cuidados en el hogar

  • Mantenga un peso saludable. Obtenga ayuda para perder el exceso de peso.

  • Consuma más frutas y verduras frescas.

  • Limite el consumo de alimentos enlatados, secos, envasados y de preparación rápida.

  • Reduzca el consumo de sal. No añada sal a su comida en la mesa.

  • Cuando cocine, sazone sus comidas con hierbas en lugar de sal.

  • Reduzca la cantidad de colesterol y de grasas saturadas y trans en su dieta. 

  • Comience un programa de ejercicio. Pregúntele a su proveedor de atención médica cuál es la mejor manera de empezar. Puede beneficiarse al hacer actividades sencillas, como caminar o practicar jardinería.

  • Deje de fumar. Inscríbase en un programa para dejar de fumar y aumentar así sus probabilidades de lograrlo.

  • Tome los medicamentos exactamente como le indiquen. No omita ninguna dosis.

  • Si tiene diabetes, controle su nivel de azúcar en sangre según le haya indicado su proveedor de atención médica.

Seguimiento

Hable con su proveedor de atención médica sobre las opciones de tratamiento, que pueden incluir un programa de ejercicio, medicamentos, angioplastia o cirugía.

Cuándo llamar al proveedor de atención médica

Llame a su proveedor u obtenga atención médica de inmediato si tiene cualquiera de los siguientes síntomas:

  • dolor en las piernas o sensación de que las piernas están débiles o no le responden;

  • hormigueo, entumecimiento, debilidad o frío persistentes en los pies;

  • cambio de color de los dedos de los pies;

  • lesiones abiertas que no sanan en los dedos de los pies, en los pies o en las piernas;

  • dolor en el pecho;

  • falta de aire;

  • dificultades para hablar o para entender.

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